miércoles, 7 de noviembre de 2012

LAS CUEVAS DE CEFERINO

ENTRE EL MITO, LA REALIDAD Y LA FE

Walter Minor
walterhistorias@gmail.com

A veces los mitos y las creencias nacen en los lugares menos sospechados. Es como si se necesitara más de un Dios, algo así como adquirir un nuevo talismán que solucione los padecimientos, porque los anteriores no consiguieron mitigarlos de forma mágica.

¿De donde nace tanto fervor?... la verdad es que no se puede explicar. Tal vez  porque es más fácil creer en un milagro que poner un poco de voluntad para mejorar personalmente. Quizá porque falta, salud, trabajo o…. las dos cosas, entonces hay que buscar otro milagrero en el banco de suplentes.

Así entre tantos problemas que agobian, es necesario una solución rápida, que de tan rápida, no reconoce escalas para sancionar santificaciones y lo hace a diestra y siniestra. Solo basta que alguien coloque un retrato, un ramo de flores, un nombre, una estampita o una cruz, para que venga detrás una legión de gente apurada para creer “en eso”.

Nadie se detiene a analizar el currículum del personaje en cuestión, ni nos preguntamos siquiera cual es el motivo que nos impulsa a tener tanta fe en una persona desconocida. ¡Para quéeee…!, a ver si descubrimos que “no sirve” y sufrimos otra desilusión.

Pongamos como ejemplo a Ceferino Namuncurá. Aquel que a pesar de ser “indio” de tez cobriza, está pintado en las estampitas con rasgos suavizados, tez blanca e inclusive, los más generosos (por no decir racistas), le suministraron ojos azules.
Este popular Ceferino, es tan reconocido por su nombre como desconocidos son los méritos de santo.

De él nos vamos a ocupar hoy, pero no para discutir sobre su pequeño currículum religioso, sino para detallar un sitio geográfico de nuestra Olavarría.


LAS CUEVAS DE CEFERINO

Comienza el mito con la cruz e imagen de Ceferino.
A mediados de la década del 60, del siglo pasado, un pequeño derrumbe dejo al descubierto una gran cueva rocosa a la vera de la antigua ruta 60.

El sitio, ubicado a 17 kilómetros del casco urbano de Olavarría, estaba situado en una lomada, a pocos metros del alambrado que delimitaba el campo que pertenecía por aquel entonces a doña Isabel Aramburu, en el cuartel IX, sobre el “Camino de los Chilenos”. 

Alguien colocó allí una cruz con la imagen de Ceferino Namuncurá adherida  y luego de la consabida nota en los diarios locales, prontamente el lugar se transformó en un santuario mucho más “elegante”, con adornos florales, ofrendas y toda clase de objetos.


LA LEYENDA 

A pocos años del hallazgo, las conjeturas que se barajaban eran cuantiosas y en un altísimo porcentaje disparatadas. Los análisis por desconocimiento siempre transforman a los lugares en leyendas, porque solo están sustentados en afirmaciones sin base documental o histórica.  

Así era un par de años después del hallazgo
Así llegamos hasta el día de hoy con un relato que dice que Ceferino estuvo en esa cueva y por eso esta la imagen de él. Una cosa totalmente imposible, ya que Ceferino vivió solo 18 años, de los cuales 11 los pasó en la zona de Río Negro, siete enclaustrado en el colegio de Buenos Aires y el último en Italia. De esos siete años que vivió en Buenos Aires, cuatro fueron enfermo de tuberculosis, por lo que, alguien con los pulmones en malas condiciones, jamás se metería en una cueva húmeda.

 Nos quedarían entonces los tres primeros años en Buenos Aires (12,13 y 14 años) y también es imposible, porque era un estudiante y por lo tanto no existían ni las estampitas ni otras imágenes de él, que recién aparecieron algunos años después de fallecido.

Resumiendo: Es, sin ningún tipo de dudas, una leyenda sin asidero.

La otra conjetura es que los “indios estuvieron ahí”. 

Ese es otro imposible, ya que los “indios” no tenían útiles de labranza (léase palas y picos), no tenían necesidad de hacer una cueva porque carecían de motivos para esconderse. Si  los hubiesen tenido, jamás hubiesen elegido ese lugar, por tratarse de un camino que temblaba constantemente al paso de grandes arreos hacia chile, por lo que el derrumbe de la cueva estaba casi asegurado


LA REALIDAD

Ceferino Namuncurá a los 11 años
Durante el siglo XIX, hubo solo una “carreteras” por donde transitar luego de cruzar el arroyo  Tapalqué y esta era conocida como "Camino de los Chilenos" (luego ruta 60), porque había sido trazada por los nativos en épocas precolombinas. Este camino, que nace en las sierras "Dos Hermanas" se fue haciendo cada vez mas ancho y profundo  al ser  paso obligado tanto para viajeros, carretas, galeras, ejército y nativos, algunos de los cuales arriaban gran cantidad de ganado robado para venderlo en Chile.

Cuando Estanislao Zeballos recorrió ese camino en 1879, los nativos ya habían sido expulsados de la zona hacía tres años.Este cronista comentaba que debido al duro transito que sufrió la carretera durante muchos años, tenía un desgaste que llegaba al metro de profundidad.   

Este dato es más que importante para  descartar la posibilidad de que esta caverna se haya realizado antes de 1876, por estar  a un par de metros del tembloroso “camino de los Chilenos”
 

CONJETURA PERSONAL

Cueva de los Hnos Barrientos por Gesué Noseda
Creo que esa excavación no es natural, sino que fue hecha por delincuentes. luego del alejamiento de los nativos en 1876. Bajo tierra podían escabullirse de la justicia y a la vez robar a los viajeros con facilidad.

El lugar está justamente en una lomada y a la vera de uno de los dos únicos caminos que hubo por mucho tiempo. Seguramente fue hecha cuando el peligro de derrumbe por tránsito de hacienda ya no existía.

Hay algunos antecedentes de este tipo de escondites, pero tal vez el más conocido sea el de los hermanos Barrientos, en Lobería. Estos eran bandidos rurales que construyeron una cueva con entrada y salida sobre una lomada, que por su posición elevada era un mirador natural. Allí también escondían lo robado.

En coincidencia con las de Lobería, las “Cuevas de Ceferino" también tienen más de una entrada o salida. La posición estratégica que ocupa, hace pensar que, justamente, se trata de un escondite de ladrones, ya que desde la altura y a una larga distancia, podían ver a cualquier viajero o autoridad que se acercara  por el “Camino de los Chilenos”.


CEFERINO NAMUNCURÁ

Un rostro desconocido del nativo
Ya tenemos ubicado el sitio, descartadas algunas hipótesis, reconocidos los lugares geográficos aledaños y un poco de antecedentes históricos.  Solo nos queda realizar una pequeña biografía del personaje que le dio nombre a nuestro lugar místico: Ceferino Namuncurá.

El libro de Bautismos de la parroquia de Patagones dice:  

 “Nº 127. Año 1888. En veinticuatro de diciembre del año del Señor de mil ochocientos ochenta y ocho, el Pbro. Domingo Milanesio en Misión a Río Negro, bautizó solemnemente, puso óleo y crisma a Ceferino Namuncurá, de sexo masculino, que nació el día  veintiséis del mes de agosto del año 1886 en Chimpay, territorio del Río Negro, en la Nación Argentina, hijo del cacique D. Manuel Namuncurá, natural del país de la República Argentina, de Religión indio, domiciliado en Chimpay, y de doña Rosario Burgos, natural del país de la Nación Argentina, domiciliada en Chimpay, siendo sus padrinos  José Rivero, natural de Buenos Aires, de treinta y ocho años de edad, domiciliado en Roca, y Carmen Burgos, natural de Mendoza, de treinta años, domiciliada en Río Negro, a quienes advirtió el parentesco  espiritual con el ahijado y con sus padres, y la obligación de enseñarle la doctrina cristiana, y pos señal de verdad lo firmaron. El Cura de la Parroquia Ángel Piccono. Por el Padrino y Madrina, Presb. Domingo Milanesio".

¡La obligación!!!.. ya había sido obligado a perder su nombre y bautizarse pero con eso no bastaba. El muchachito de “religión indio”, debía ser cristiano también a la fuerza.

EL NOMBRE REAL DE CEFERINO

Aspecto de la cueva - santuario vista desde lo alto
Vale la pena detenerse para aclarar que el nombre de  Ceferino le fue impuesto por el Cura Domingo Milanesio, al coincidir el día del bautismo con las efemérides del Papa romano Ceferino (199-217).

Hasta allí (1888), al futuro proyecto de santo se lo conocía entre los suyos con el nombre de “Morales”. Esto se debió a que su padrino pagano, tío y lenguaraz de la tribu, se llamaba Juan Morales Catricurá (Piedra Cortada).

A pesar de que la historia lo identifica como Ceferino, en su familia nunca se lo reconoció de esa manera, cosa que a él le preocupaba cuando estaba pupilo en el colegio Católico y así lo hace saber en algunos escritos.

Ceferino nace y vive en Chimpay hasta los cinco años, en medio de muchas carencias provocadas por los blancos. Sin materiales para la labranza y sin las semillas que cualquier colono europeo había recibido, pasan muchas dificultades. 

Templete adornado en el interior de "la cueva"
En 1891, la tribu se mueve hacia Neuquén. Allí se establece en San Ignacio, junto al Collón-Curá, en un predio de nueve leguas que le dio el Gobierno Central.

A los 11 años, viendo el estado de desnutrición de sus compañeros y la miseria que va diezmando a su gente, Ceferino le comenta a su padre que quiere estudiar para ser abogado y defender los derechos que el Huinca les quitó.

En mayo de 1897 viaja a Buenos Aires junto con su padre, quien obtiene una entrevista con Ministro de Guerra Luis María Campos, y le pide que ayude a su hijo. Este lo hace ingresar al  taller Mecánico de la Armada que funciona en Tigre, como componente de la carpintería.

Pero esta tarea no era lo que Ceferino quería, por lo que luego de trabajar unas semanas, le plantea dicha inquietud a su padre. 

Manuel Namuncurá se entrevista con Sáenz Peña. Este le propone inscribirlo en el Colegio de los Salesianos y el 20 de septiembre de 1897, Ceferino se incorpora al Colegio Pio IX, San Carlos, en el barrio de Almagro.

DISCREPANCIA HISTÓRICA

El Beato en sus últimos días.
Don Eliseo Tello, que supo vivir junto a la tribu de Namuncurá en San Ignacio, comentaba que la familia nunca estuvo de acuerdo con la separación de Ceferino y que por tal motivo, la madre, Rosario Burgos, se mantuvo alejada por varios años.

Y esto probablemente sea lo real. A la Iglesia solo le interesaba tener a Ceferino bajo su tutela porque para ellos era un símbolo de poder. Que el hijo y nieto de los mayores jefes pampeanos se transformara al catolicismo  “por propia voluntad” (en realidad quería ser abogado), era lo que habían esperado siempre.

OCHO MESES EN ITALIA Y MUERTE

A los 15 años Ceferino contrae tuberculosis, Monseñor Cagliero lo lleva al Colegio  San Fernando de Sales en Viedma “para que respire aire puro”. Allí los familiares quieren recuperarlo, una pretensión que la iglesia no está dispuesta a satisfacer. Es entonces cuando  Cagliero se juega todas las fichas y convence a Ceferino para que viaje con él a Italia, afirmando que allí podrá curarse y terminar sus estudios de sacerdote.

El 19 de julio de 1904 parten hacia Italia y ese día queda bien claro que el bienestar de Ceferino no es lo importante, porque estando con su salud deteriorada, debe cargar con los pesados equipajes de Monseñor Cagliero y los demás curas que lo acompañan.

El clásico Ceferino blanco de la estampita
En  Italia es causa de gran alboroto y todos quieren conocerlo. Tiene una audiencia privada con el Papa Pío X, quién lo bendice y le regala una medallita. Al poco tiempo sus problemas de salud se agudizan y el 28 de marzo de 1905 lo internan en el hospital “Fatte Benne Fratelli”, donde fallece el 11 de mayo de tuberculosis.

En 1924, sus restos son repatriados y llevados al Fortín Mercedes, a orillas del Río Colorado.

El 22 de julio de 1972 fue declarado Venerable por el Papa Pablo VI y el 6 de julio de 2007, Benedicto XVI aprueba el milagro que se le atribuía y lo convierte en Beato. O sea que, le falta solo un escalón para  ser santificado.

Como vemos, desde el razonamiento puro,  es imposible encontrar un punto basal para creer que Ceferino haya sido una persona especial que gestara milagros. Tal vez el único milagro sea que tanta gente lo crea un santo sin saber siquiera como vivió.

En fin…yo solo hablo de historia. Si a alguien le hace bien creer en él,  no voy a ser quien le quite el bastón que le sostiene alma.

Sitio señalizado de "Las Cuevas de Ceferino"
Personalmente, creo que Ceferino fue un niño prácticamente prisionero de la iglesia católica, la cual lo usó como estandarte  de triunfo sobre la religión de los más indómitos. En él convergían las figuras de su abuelo (Calfucurá) y de su padre (Namuncurá). 

Simbólicamente, fue el trofeo perfecto. En la práctica, un ser humano común que quiso ser abogado y lo empujaron a ser Cura.

¿Las cuevas de Ceferino?....hay que visitarlas porque son nuestras, mirarlas bien, y que cada uno, con los datos en la mano, saque sus propias conclusiones, que no tienen por qué ser las mía



11 comentarios:

Anónimo dijo...

faltaria un mapa de olavarria con las indicaciones para llegar y conocer las cuevas.

arqfigueroa dijo...

Hace poco leí que esas cuevas son en realidad una cantera de donde sacaron arena para hacer unas construcciones que están próximas. Si googlean van a encontrar esos datos. Dicen que luego de muchos años, ya abandonada, esa mina fue usada por cuatreros para esconder cueros. Saludos. Jorge.

arqfigueroa dijo...

Artículo extraído del sitio del diario "El popular"
"Cartas de Lectores
Sobre las Cuevas de Ceferino
Sr. Director:

Hace algunos años, Enrique Aramburu tuvo la gentileza de aclarar un error que cometíamos al informar sobre lugares turísticos desde el Archivo Histórico Municipal. Se trata de las llamadas Cuevas de Ceferino, y hoy, ante una publicación que le acercaron, me reitera la valiosa información.

En los últimos años del siglo XIX existía allí una cantera de arena. Su padre, nacido en 1883, recordaba los comienzos siendo niño, y cómo se extraía ese material antes de 1901, cuando se terminó la construcción de la estancia San José de Josefa Zavaleta de Aramburu, abuela de Enrique, lugar donde vivió su infancia, en tiempos en que el transporte era más lento y caro por lo que se hacía o extraía todo lo que fuera posible en el lugar: ladrillos, cal, arena...

Era un simple cerrito de arena con un pozo de ventilación y una boca, además de otra, muy chica como para que entraran carros. Recuerda que alguna vez los cuatreros escondían cueros, y también -como dato curioso- que en la arena brillaban partículas metálicas. Personalmente he visto arena con materia ferruginosa, como la de las playas cuando a veces brillan de noche.

Agrego un párrafo aparte del relato de primera mano de Enrique Aramburu, a quien agradezco: ya no se dice que Ceferino Namuncurá estuvo allí. Seguramente alguien, más tarde, puso de manifiesto su devoción. Lo que es cierto es que su madre -Rosarito Burgos- era católica, situación frecuente entre las esposas blancas, y que tener hijos bautizados o cercanos a la Iglesia era deseado como prenda de paz y motivo de orgullo. En Azul, Cipriano Catriel tenía por compadre de bautizo al comandante Rivas. Los tres caciques Catriel se bautizaron y se casaron en la iglesia de San Nicolás de Buenos Aires, y sus descendientes fueron católicos, muchas veces practicantes, como pueden testimoniar en la familia González Catriel, Garay Ledesma, y lo hicieron antes Matilde y Galván Catriel.

Agradezco su atención y lo saludo cordialmente.

Aurora Alonso de Rocha Campos"

Walter Minor dijo...

Le agradezco este dato del diario El Popular, ya que es oportuno para aclarar algo, que en un momento, pensé en publicar como segunda parte de esta misma nota.

Hacia fines de 2013, hable con el señor Enrique Aramburu (autor del relato que usted menciona), que a la sazón, contaba con 92 años y me contó lo mismo que quedó publicado en el diario. Pero cuando le pregunté por que causa, si era una cantera de arena, se había hecho bajo tierra y no a cielo abierto, como todas, me contestó que eso, su padre no se lo había comentado, pero que era muy probable que ya existiera esa cueva y que fuese aprovechada para luego extraer la arena para la estancia San José...

La otra parte, en la que sus datos estan equivocados, es que ninguno de los tres caciques Catriel fueron bautizados en San Nicolás y lo voy a fundamentar.
Los tres Caciques eran bigamos, cosa que la iglesia no admitía, y aun Cipriano, que había tomado las costumbres blancas, se negó a cambiar eso. Si, en cambio, bautizó a un hijo de él, también llamado Cipriano, que fue apadrinado por el general Rivas.

Juan José y Marcelino siempre se negaron a perder sus tradiciones, pero al ser capturados en 1878, fueron obligados a reconocer a una sola esposa, para así ser bautizados (a la fuerza), en la Iglesia del Pilar,en La Recoleta, Buenos Aires (No San Nicolás), en el mes de agosto de 1879.

Walter Minor dijo...

Un detalle que me ha quedado fuera de aclaración, amigo Jorge, es que la cueva quedó a descubierto por un derrumbe. Si usted la observa atentamente, verá que en los trayectos de entrada y salida, es imposible que penetre carro alguno, porque no tiene el ancho ni el alto para tal menester, aspecto que recién se da en la mitad de la misma.
A las historias orales, a no ser que sean muy recientes, siempre le faltan partes y esas partes se van reconstruyendo sobre preguntas y estudio.
Cuando uno hace preguntas, la persona que estaba muy segura de lo que decía (que NO mentía, por supuesto), empieza a dudar y es ahí donde entra a tallar la deducción, mediante un entorno de época, situación geográfica, antecedentes, etc...
Sería muy fácil dar por cerrada una situación, globalmente, porque alguien aportó un dato que forma parte de la misma..
Voy a explicarle lo que yo creo.
Esa cueva formó parte de un refugio de malvivientes, porque tiene todas las características de otros refugios similares. Lugar estratégico, porque se divisa todo el entorno, sobre el único camino que había en la época. Entrada donde no se puede acceder erecto, ni cómodo lateralmente y un centro amplio para permanencia, repitiendo en la salida de emergencia las cualidades de entrada.
Cuando se hizo ese refugio, indudablemente que la arena se arrojó hacia afuera y gran parte de ella fue la que se usó en la construcción de la estancia, por esa causa, el relato de Don Enrique es real.
Pero siempre hay un pero y ese pero, es que la estancia se hizo en épocas donde no había riesgo de malones y por lo tanto, no tiene sentido cavar agachado y bajo tierra, cuando es mas sencillo abrir una zanja recta y extraer todo lo necesario, fácil, cómodo y sin riesgo de derrumbe.


arqfigueroa dijo...

¡Excelentes datos, Walter!
Te agradezco mucho por ayudar a reconstruir nuestra historia.
Te mando un abrazo y pronto me estaré comunicando de nuevo.
Jorge.

arqfigueroa dijo...

¡Excelentes datos, Walter!
Te agradezco mucho por ayudar a reconstruir nuestra historia.
Te mando un abrazo y pronto me estaré comunicando de nuevo.
Jorge.

arqfigueroa dijo...

Estimado Walter. La siguiente pregunta no tiene que ver con éste tema (quizás usted lo haya desarrollado en otro lugar del blog) pero ¿tiene alguna información de un supuesto conde dueño de tierras hacia el lado de Bolívar? ¿Es real o es un mito?

Walter Minor dijo...

En la actualidad, no se. El único "conde" que recuerdo es el de Pasalacua, Jose Guazonne, que luego heredaron los hijos... Otro no conozco

arqfigueroa dijo...

No sabía el apellido. Debe haber sido él. No creo que haya tantos condes que hayan invertido en la zona (bueno, creo que Von Bernard era conde)

arqfigueroa dijo...

No sabía el apellido. Debe haber sido él. No creo que haya tantos condes que hayan invertido en la zona (bueno, creo que Von Bernard era conde)

Publicar un comentario